Está bien que -a veces- recuerdes viejos tiempos y sonrías, un poco añorándolos y otro poco pensando en aquella que ya no sos, pero que aún sobrevive en vos.
Está bien que con un bebé recién nacido en brazos tal vez no sientas esa felicidad absoluta e incomparable que te habían dicho que ibas a sentir. Date tiempo, te aseguro que llega.
Está bien que te mires al espejo y no te reconozcas. Calma, es el puerperio, ya se va a ir.
Está bien que extrañes tu independencia ahora que hay alguien que depende de vos para vivir.
Está bien que te mueras de miedo.
Está bien creer que no vas a poder y que la responsabilidad te supera.
Está bien que te cueste adaptarte a lo nuevo.
Está bien -de a ratos- querer volver atrás.
Está bien llorar, llorar un montón, sin saber bien por qué.
Está bien olvidarse un poco de una.
Está bien tener deseos de abrir la puerta y salir sola a dar la vuelta manzana. Respirar. Mirar otra gente que sigue con su vida como si nada.
Está bien que sientas peso en los hombros, en los ojos y en el alma.
Está bien si llega la noche y no quieras quedarte sola.
Está bien que sientas un cansancio que jamás habías sentido.
Está bien que te llenes de dudas y preguntas.
Está bien que pidas ayuda.
Está bien que -de pronto- un día todo empiece a fluir y que ya no sientas tanto peso.
Está bien que -de pronto- un día haya más sonrisas y disfrute, que dudas y angustia.
Está bien que entonces quieras volver a vestirte, salir, trabajar. Pensar.
Está bien que tus hijos vayan creciendo y sientas algo de nostalgia.
Está bien que haya días grises y días de luz.
Está bien que un día no te los banques. Hay cosas que incomodan y que nadie dice.
Está bien que creas que sólo te pasa a vos. Pero no te equivoques, les pasa a todas.
Está bien que todo se acomode. El cuerpo, la vida, los tiempos.
Está bien que los mires y que no puedas creer que sean tuyos.
Está bien quererlos más a que la propia vida.
Está bien sentir que todo valió la pena.
sin comentarios aún