#MartesDeRelato

Te acepto como sos

Estás embarazada, tenés los tobillos hinchados pero el pelo terso. Te volvés más egocéntrica pero ya no podés mirarte el ombligo. Qué paradoja. Mientras te tocás la panza fantaseás con mil cosas pero hay un pensamiento que tiene más fuerza que los otros. ¿Cómo será? Entonces empezás a construir a tu hijo a medida, inventás situaciones ideales con un hijo «de manual». Ese que se encaja a tiempo en la panza, que pasa por el canal de parto y sale -victorioso y a los gritos- de este lado del mundo. Fantaseás con lactancias sostenidas y maravillosas, con percentiles altos, un bebé rechoncho que crece al ritmo esperado. Que se sienta cuando todos los bebés se sientan y gatea cuando es esperable que un bebé lo haga. Que camina en tiempo y forma, que se adapta en sus jardines sin tanto escándalo , desenvuelto, con muchos amigos. Que lo inviten los viernes, que le guste el futbol y lo juegue los fines de semana. Idealizamos personalidades, características físicas, talentos. ¿Qué pasa si un hijo no es aquello que fantaseaste?

No creo que sea facil pero hoy propongo aceptar a ese hijo que tal vez no encaje a la perfeccón con esa idea mental y perfecta que alguna vez tuvimos. Con esas cualidades que te gustan de vos y aquellas otras que no tenés pero que te hubiera gustado tener. Con los ojos claros del padre o el pelo lacio de tu abuela, con la nariz respingada de tu hermana y el sentido del humor de tu papá, Con las habilidades sociales y fìsicas de tu marido y, mientras te tocás la panza. te sonreís pensando en ese hijo a medida. A medida se hace un vestido. Los hijos son como son, con sus bondades y dones, con sus oscuridades y miserias, maravillosamente imperfectos. Abrazar a ese hijo tal cual es, sin intentar cambiar aquello que no entró en nuestro dibujo ideal, y hacerlo sentir valioso por eso que es -creo- es uno de los regalos más lindos que podemos darle. Prender fuego las expectativas, borrar los esquemas perfectos, no insistir en querer modearlos como nos gustaría, es un primer paso para que puedan salir al mundo con autoestimas sólidas y seguras. ¿No es acaso esto lo que queremos para ellos?

Poder ser felices viendo todo lo que son sin angustiarse por aquello que no son, no depositar en ellos las propias inseguridades ni pedirles que actúen como lo hace el de al lado. Pobres, cuánto peso. No es simpática como vos, no insistas. No le gusta jugar al futbol, no se lo impongas. No saca buenas notas como te gustaría, no lo compares. No le gusta hablar, no lo obligues. No resaltes la carencia, te propongo valorar lo que sí puede dar. Tener la sabiduría de descubrir su excepcionalidad aunque no se parezca a esa que alguna vez fabricamos es una buena manera de que ellos se sientan queridos y aceptados en su propia grandiosidad. Y una buena manera de ahorrarnos las horas de psicólogos infantiles, que en épocas difíciles como estas no es poca cosa, che.

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4 comentarios

  • Comentar Marina 3 septiembre, 2019 at 21:06

    Qué sabio! Qué sano alivianarles la mochila. Dejarlos ser. Liberarlos de nuestros rollos…

  • Comentar Marina 3 septiembre, 2019 at 23:07

    Gracias gracias por este post. No puedo explicartelo con palabras, solo te digo gracias de nuevo mientras se me pianta un lagrimón al volver a releerlo. Me tocó muy de cerca esta vez ????

  • Comentar Noelia 4 septiembre, 2019 at 00:01

    «Prender fuego las expectativas , borrar los esquemas perfectos…. » me encantó, y vale para todo no? Beso grande, ansiosa esperando tu libro!

  • Comentar Tatiana Larrabure 4 septiembre, 2019 at 09:51

    Mechi q lindo relato. Gracias! Por ayudarnos a abrir la mente pero más los corazones, a dejar tranquilos y libres a nuestros peques… Que como dice algo que tenía mi mamá colgado en mi cuarto: «tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijos de la vida, dichosa de si misma, no vienen de ti, sino a través de ti… Y aunque estén contigo, no te pertenecen. Que difícil, pero es así! Que sean libres y auténticos, y que nosotros los padres nos saquemos un poco tanta presión!

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