El día del padre me dejó pensando en esta versión de papás que veo hoy en día y que tanto me gusta. Son papás que ponen el cuerpo, en el sentido literal pero también profundo del término. Papás que juegan en el piso, que hacen «caballito», que alzan, que suben a los hombros, que se agachan, que trepan, que persiguen, que atajan, que hamacan, que lavan colas sucias y desenredan pelos enredados. Son papás que van al supermercado con sus hijos a cuestas y hacen carreras con el changuito, los llevan al pediatra y también a las guardias. Papás que aprendieron a hacer polenta y que hacen «avioncito».
Me gustan los papás que no le tienen miedo a los pañales sucios, pero sucios de verdad, y los cambian en cualquier lado con cara de póker; los que ponen perfume y los que abrochan los botoncitos minúsculos de los bodies con paciencia. Los que se sientan a dibujar, los que barrenan olas en verano y los que abrigan en invierno. Me gustan esos papás que entienden que las mamás también necesitan despejarse y se ocupan de sus hijos a la par de ellas. Los que ponen el celular en silencio cuando llegan a casa, los que ven dibujos animados, los que preparan mamaderas a las 4.37 am y los que dan la mano.
En casa papá es el que corta las uñas desde que lo intenté una vez y le corté el dedo en vez de la uña. Él es el que prepara los desayunos y el que forra el cuaderno con contact y le queda sin globitos, el que fue testigo de cuando le cosieron la cara a un hijo por primera vez, el que hace poco compró pañales para RN y nunca entendí porqué, y el que lo lleva al jardín en bici sólo porque a su hijo le hace ilusión. Él es el que «arregla todo» y el que «tiene más fuerza», según su primogénito. De él heredaron el carácter, los colores y la forma de los pies. Creo que también heredaron su bondad.
Celebro esta versión de papás involucrados y amorosos, los que no dicen «te ayudo» porque saben que también es su responsabilidad, los que perdieron la vergüenza y los que tararean canciones de niños cuando los niños no están. Los que abrazan para aliviar, dan besos para curar y dicen te quiero. A todos ellos, feliz día!
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