#MartesDeRelato

SEGÚN CÓMO SE MIRE

¿Un cielo gris o uno iluminado por los colores del arco iris? Cruz no reparó en los nubarrones amenazantes ni en lo que se mojó mientras corría para subirse a la camioneta; sino en el arco iris que se formó en plena lluvia. Mucho que aprender de él.

Nunca fui buena encontrando el ribete positivo de lo negativo, ni descubriendo lo lindo dentro de lo malo, ni priorizando la parte llena del vaso, en lugar de la parte vacía. Pero este chiquito, con sus ocurrencias y su particular mirada sobre las cosas, me enseña que todo depende de la manera de mirar. Donde yo veo gris, él me muestra que hay color y así me incentiva a tener una mirada más bondadosa sobre las situaciones y las personas.

El otro día, el plan para la tardecita fue ir a explorar un monte que hay cerquita de casa, él iba primero con un palo que alguna vez encontró; uno largo, fuerte y pesado y que guarda celosamente entre sus cosas cual tesoro. Para él ese palo es un machete que no sólo ayuda a liberar el camino de obstáculos cuando nos vamos de aventuras, sino también un arma de  defensa «por si nos encontramos con el enemigo» (?). En un momento el machete se quebró y Cruz quedó con sus dos partes,  una en cada mano. Me miró pensativo, su machete se había destruido y yo pensé que se venía el escándalo y, por ende, que se suspendía el paseo de aquella tarde. Pero no, después de mirarnos por algunos segundos él rompió el silencio y dijo: «no importa mamá, porque ahora tenemos dos machetes, uno para vos y otro para mí. Si «el enemigo» (?) viene de adelante lo enfrento con este que es más chiquito, y si viene de atrás, vos lo enfrentás con el tuyo que es más grande. Así estamos más protegidos». OK.

Esa misma noche, mientras jugábamos armando torres con los bloques, su hermano apareció de la nada y de un manotazo certero tiró abajo la torre que con tanta concentración estábamos levantando. Otra vez me sorprendió con su reacción: «no importa mamá porque Blas es bebé y no se dio cuenta, pero ahora puedo volver a empezar, armar una más alta y fuerte que antes». OK.

Me quedo con que siempre se puede volver a empezar, con que es mejor elegir pensar bien del otro y con que donde parece que gana el gris, también puede asomarse algo de color. Es cuestión de saber cómo mirar, depende lo que elijamos priorizar. Este niño de tan sólo cuatro primaveras se convirtió en mi maestro por estos días, es él quien me está enseñando a mirar con esa otra mirada, tanto más primaveral. Todavía tengo mucho que aprender.

Post Anterior Siguiente Post

Quizás también te guste

sin comentarios aún

Dejame tu comentario