#MartesDeRelato

LA HIJA MUJER QUE NO TENGO

Soy la superheroina de este cuento que relata las peripecias de una familia de cuatro en donde el frenesí masculino gana por mayoría. En esta historia no existe el rosa ni las muñecas, tampoco las trenzas, los brillos o las colitas; pero sí abundan las pelotas y los autitos, que no es poca cosa. Se trata de un desequilibrio equilibrado, un caos ordenado y una energía masculina que domina. Hoy mi mundo es de color azul. No sé si algún día el azul le va a dejar espacio al rosa, o si las pelotas van a rodar para darle lugar a las muñecas; sólo tengo la certeza de lo que pasa hoy. Aquí y ahora – que al fin de cuentas es todo lo que tenemos- soy la superheroína de esta historia en la que los superhéroes también lloran, se cansan y se agarran de las manos, cuando hace falta. «Falta la nena», me dicen algunos. No no, a mí no me falta nada, porque este trío me da todo y más. ¿Por qué pensar en lo que falta, si lo que tengo es un montón?

No tengo idea lo que el destino se trae entre manos. Quizás algún día llegue «la nena», quizá no; por suerte no me quita el sueño. Hoy sólo sé ser mamá de varones, me muevo entre piratas, espadas y camiones de juguete; tengo en casa tres guapos que me piropean al pasar, que me contagian un poco de su energía; compañeros y aliados que me hacen sentir única y especial.

Si alguna vez la vida me propone flores y volados, mi universo cambiará de color y de dinámica, tendré que aprender a hacer trenzas y a contar cuentos de hadas. Los jeans y zapatillas coquetearán con vinchas y vestidos, y la ráfaga masculina que hoy marca el pulso aprenderá a soplar más despacio. Mientras tanto me seduce la idea de esta balanza desbalanceada y de este equilibrio desequilibrado. No está nada mal, ser la única superheroína de este cuento, en donde hay tanto superhéroe.

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