Cara y seca, una de cal y una de arena -como esta foto- así son las caras de la maternidad. Mientras uno disfruta y sonríe, al otro lo toman por sorpresa, no parece muy a gusto. Con la maternidad pasa algo parecido. En un mismo momento pasan cosas que pueden ser diametralmente opuestas. Así, como lo cuenta esta foto.
En mi caso, me volvió más vulnerable pero también me hizo más fuerte. Me dio más seguridad y al mismo tiempo nunca me sentí tan insegura. Me hizo (y hace) muy feliz pero también desempolvó mis miedos más profundos e irracionales. Me dio muchas certezas pero también me llenó de dudas. ¿Por qué llora? ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Debería hacer esto o aquello? Despertó en mí los sentimientos más puros, plenos y genuinos; pero también despertaron algunos más oscuros. Sentí mucha energía, y también tanto cansancio. Me sentí poderosa y frágil al mismo tiempo. Dos caras de una misma
moneda. Creer, de a ratos, que todo está bajo control, para que después se descontrole todo. Es enseñar y aprender en el mismo momento. Pasar del enojo a la carcajada en cuestión de segundos. Es sentir que no puedo ser más feliz pero a la vez extrañar tiempos pasados. En estas dos caras, en una me creo una heroína que puede con todo, y en la otra necesito más ayuda que nunca. Es no querer equivocarme, y equivocarme una y otra vez. Prueba y error. Es buscar información pero terminar guiada por la intuición. Es creer que ya duerme toda la noche para que, justo esa noche, se despierte cada tres horas. Es querer evitarles cualquier dolor y saber que en realidad es imposible y que a veces los dolores vienen bien, los hacen más fuertes. Es descubrir lo mejor de una pero también encontrarme con mi propia sombra. Querer que se duerman y extrañarlos cuando ya sueñan. Creer que con el segundo todo es más fácil y darme cuenta de que en realidad no tanto. Es ser mamá mientras extraño a la mía y sentir que algo me falta cuando estoy sola.
Dos caras de una misma moneda, a veces toca cara y otras seca. Una de cal y una de arena. De esto se trata, de ir y venir. Dualidades y dicotomías de este rol en donde nunca nada es del todo blanco o negro, hay grises y matices, luces y sombras. Auténtica montaña rusa, con subidas y bajadas, pausas y también prisas, picos de adrenalina, incertidumbre y emoción. En donde no estoy muy segura de lo que viene, quiero que frene, que vuelva la calma, pero en el fondo la paso bien y no quiero que termine. Ya está en al aire girando mi moneda, y que sea lo que sea…
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